Sueños extintos en un atardecer
Cuántos sueños se habrán extinguido al atardecer? El frío viento que azota desde hace semanas las estrechas calles de Tokio logra que un escalofrío impertinente me recorra la espalda. Las hojas se tambalean en los árboles, algunas caen sin remedio a la acera dónde son destrozadas por los transeúntes. Las luces comienzan a encenderse, el crepúsculo apenas mantiene la distancia entre el día y la noche. El alma me pesa lo suficiente, pienso mientras subo peldaño a peldaño las escaleras centenarias que llevan hacia el parque donde en primavera florecen los sakuras. Desde ahí se pueden observar siempre las estrellas, por pocas que sean. Y en estos precisos instantes de completo sin sentido y perdición, solo puedo encontrar el significado de esta vida y de tantas otras pasadas en ellas. Divago hasta encontrar mi asiento predilecto, el banco de roble que se encuentra cerca de la fuente. La noche ha llegado y sobre mi cabeza brillan todas las constelaciones del sur, jugueton